domingo, 23 de diciembre de 2007

Y en el primer mundo también

Problemas y propuestas de los periodistas colaboradores de Madrid.

Colaborador de prensa, comodín hasta la muerte

Llegan cada día a la redacción, se sientan en su mesa, encienden su ordenador y trabajan. Cuando acaban su jornada de mínimo 8 horas, recogen y se van. La descripción corresponde a la de un trabajador en plantilla, que a veces cuenta con más de 10 años de antigüedad, sin embargo no tienen contrato ni seguridad laboral. En muchas empresas periodísticas les llaman “colaboradores”.

Para el Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM) son “plantilla encubierta”. Los hay que se juegan la vida en conflictos armados. Y los hay que incluso la pierden, como le ocurrió a al fotógrafo Jordi Pujol en 1992, que murió en Sarajevo mientras cubría el conflicto bélico en la antigua Yugoslavia para el rotativo catalán Avui, con el que no tenía contrato. Lo mismo le ocurrió a Miguel Gil en 2000 en Sierra Leona, cuando colaboraba con la agencia estadounidense Associated Press (AP).

“Un colaborador es un periodista que realiza habitualmente su actividad para un medio, a las órdenes de éste y sin contrato laboral. No están contemplados en la legislación laboral y, en consecuencia, que se encuentran desprotegidos. Constituye una plantilla encubierta, al que la dirección niega su relación laboral y coloca en una posición irregular e injusta”.

Fuente: Fotoliablog/Noticias de fotografía y diseño


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